La mayoría de nuestros políticos deberían aprender de los animales.
Acabamos de recoger a una perrita de dos meses, mezcla de Bodeguero y Pilscher. El pobre animal estaba algo desnutrido, sucio y enfermo.
Se pasó el primer día llorando. Después de una visita al veterinario, unos antibióticos y unos días de descanso y alimentación se ha recuperado y anda llena de energía, y es la alegría de la casa.
Una de nuestras gatas la ha adoptado: la sigue a todas partes, la corrige cuando se pasa un poco y le da calor por la noche cuando duerme.
Un ejemplo para los políticos que son incapaces de llegar a ningún acuerdo para gobernar este país...