Como me dedico sobre todo a hacer foto callejera, el problema suele ser acercarse suficiente (bueno eso es una teoría con lo que no estoy del todo de acuerdo, pero me viene al pelo). Pero en este caso tuve que recular por miedo a que este caballo curioso que pacía en el campo me comiera la mano o al menos me diera un lametón. Creo recordar que era con un Pentacón 30mm o algún otro objetivo de focal similar.