Maldoror escribió:Casi nunca he usado la cámara del móvil. Me parece lo más opuesto a la ergonomía, sobre todo teniendo a mi disposición las olympus, de las que casi siempre llevo una en mi bandolera (normalmente la EM10). He podido ver escenas interesantes mientras paseaba y no me ha apetecido sacar el móvil. Cosas mías, aunque también reconozco que tengo un móvil no muy bueno (UMI SUPER). Pero va más allá de la posible calidad de la foto, es, simplemente, que no disfruto de la fotografía con el móvil. Ya digo, cosas mías.
Cuando voy a fotografiar algún evento, paisaje, atardecer... a veces saco una foto con el móvil para enviarla a mi grupo por si se animan a venir. Y poca cosa más. Ah, utilizo el móvil, aunque mínimamente, para hacer vídeos de mi nieto (y nunca los hago con la cámara).
Sí, son cosas de la edad
No, no, qué va...para nada.
Las cosas de las que hablas ni son tonterías ni son cosas de la edad. No está escrito en ningún libro sagrado de obligado cumplimiento.
Salvo que sea cosa de la edad, que puede ser, el buen juicio.
Es que cuando ves que hay gente que te suelta esas sentencias condenatorias sin posibilidad de recurso al Tribunal de La Haya...
no sabe uno si callarse, que suele ser mejor, o decir lo que piensa (que no suele ser nunca lo más aconsejable).La ergonomía, el placer de disfrutar en el proceso, las sensaciones... no tienen edad.
Y la tecnología, si uno quiere, tampoco. Y no son incompatibles ambas cosas.
Lo que sí suele ser propio de la edad es saber elegir lo que uno prefiere y que te importe bien poco lo que piensen otros.
Aunque algunos eso lo hacíamos con 15 años igual que lo haremos con 115.
E insisto, yo uso mucho la cámara del móvil. Cada vez más para lo que tú dices, me parece un invento genial: foto, envío, "¿esta o esta, cuál era?", "Este corderito asado que me voy a meter entre pecho y espalda te está dando un corte de mangas porque te lo vas a perder" "¿sabes qué especie es esta?"...y mil usos más. Ninguno de ellos, en mi caso para sustituir con pretensiones serias a la peor de mis cámaras. Como tampoco nunca, ninguno de ellos, para poner una gota más en ese océano del ego superlativo global, en plan "aquí yo en el balneario de...", "aquí yo, vestido de zombi", "aquí yo sacándome un moco con la Torre Eiffel detrás (ya sé que no se ve la Torre pero ¿a quién le importa eso pudiendo verme a mi sacándome un moco en mi chelfi número 85.543?)".
Lo dicho: un invento genial para cualquier edad.