Un tema muy interesante que me obliga a desandar lo andado respecto de la influencia de los móviles en la fotografía actual. Sin duda el fenómeno "smartphone", unido a Instagram (entre otras) ha propiciado que la fotografía se "democratice" (curioso concepto), lo que, sin duda, ha puesto nerviosos a muchos presuntos "artistas" (los "pollaviejas"
) que han visto peligrar su estatus porque, evidentemente, son muchos más los candidatos a lograrlo o, incluso, a dejarles en evidencia o desmitificarlos.
El tema de los smartphones en fotografía me ha devuelto a los tiempos de mis comienzos en lo digital, cuando, desde el escepticismo inicial, me tropecé con otras visiones de la fotografía en general que apostaban por "relativizar" (ya entonces) la importancia del equipo en función de lo que se pretende. Y así, siguiendo las experiencias y consejos de Juan Carlos Martín Martín en su blog, su web y sus colaboraciones en la desaparecida web de quesabesde.com, comencé, como él, con las compactas de media y alta gama de entonces y que, efectivamente, me enseñaron algo que había olvidado en los últimos tiempos: la relativa importancia del equipo en nuestra forma y manera de enfocar la fotografía. Y el mejor ejemplo lo podemos encontrar, aún hoy, en esas obras de Juan Carlos, totalmente realizadas mediante el uso de compactas (incluso modestas) y smartphones en las que no cabe hablar de "calidades" en función de los sensores sencillamente porque el autor siempre ha sabido adaptarse a las limitaciones de sus cámaras a través del formato final elegido para sus fotografías. Y es que tal vez estamos errando en nuestros análisis acerca de las diferentes respuestas respecto del tamaño del sensor (por ejemplo) obviando algo muy sencillo, como es la íntima relación existente entre el formato, el tamaño de los sensores y la adecuación al formato y tamaño que elegimos para exhibir o mostrar nuestras fotografías. Resulta bastante irrisoria la obsesión por la máxima calidad derivada del tamaño del sensor y otras características del hardware si nos planteamos que nuestros trabajos jamás van a superar (por simple gusto o elección personal) reproducciones a un tamaño A4. En mi caso, por ejemplo, no aspiro, en ningún caso, a exhibir mis fotografías más allá de ese tamaño. De hecho, es absurdo cuestionarme la calidad de resultados de mi equipo si mi máxima aspiración no pasa de la edición de fotografía en un formato máximo de 20x30 cm. o equivalente, en el que difícilmente repercuten las "bondades" de cualquier equipo.
En resumen, lo que quiero decir es que, hoy por hoy, los smartphones todavía están lejos de igualar las prestaciones de una gama media de cámaras, incluso compactas. Lo cual no quiere decir, en absoluto, que un buen fotógrafo no pueda hacer puro arte con ellos. Os invito a que visitéis, a modo de ejemplo, la obra de Juan Carlos Martín y de tantos otros que hacen arte con modestas cámaras sin pretensiones ni ínfulas y que, sin embargo, son sistemáticamente ignorados por los grandes concursos y certámenes internacionales de fotografía, mucho más proclives al sensacionalismo y a los oportunismos.
https://www.flickr.com/photos/juancarlo ... rtin/sets/P.D. Evidentemente este comentario no es aplicable a la fotografía profesional ni pretende rebasar u obviar la libertad de elección de cualquier aficionado.