Las imágenes ya no son lo que eran. Ya no se puede confiar en ellas. Todos lo sabemos y tú también lo sabes. Cuando éramos chicos las imágenes contaban historias y mostraban cosas. Ahora, sólo pretenden vender, historias y cosas. Cambiaron delante de nuestros ojos
"Las imágenes ya no son lo que eran. Ya no se puede confiar en ellas. Todos lo sabemos y tú también lo sabes. Cuando éramos chicos las imágenes contaban historias y mostraban cosas. Ahora, sólo pretenden vender, historias y cosas. Cambiaron delante de nuestros ojos. Ya no saben cómo mostrar nada. Simplemente lo han olvidado. Las imágenes venden el mundo, y con grandes rebajas. Cuando vine a Lisboa para hacer esta película pensé que podía evitarlo. Lo hablamos, ¿te acuerdas? Quería filmar en blanco y negro, con esta vieja cámara de manivela, como Buster Keaton en "The Cameraman". Recorriendo la calles solo. Un hombre con su cámara. Y viva Dziga Vertov! Fingiendo que la historia del cine no había ocurrido, y que podía empezar desde cero, un siglo más tarde. Pero no funcionó, Winter. Por algún tiempo pareció funcionar, pero después se desmoronó todo. Adoro esta ciudad, ¡Lisboa! La mayor parte del tiempo yo la vi de verdad, delante de mis ojos. Pero apuntar una cámara es como apuntar con un arma. Y cada vez que apuntaba, sentía que la vida se escondía detrás de las cosas. Yo filmaba y filmaba, pero a cada vuelta de manivela, la ciudad se desvanecía, se alejaba cada vez más, como el gato de Cheshire. ¡Nada! Se hacía insoportable. Me desmoralicé completamente. Fue entonces cuando te llamé. Y por durante un tiempo viví con la ilusión de que el sonido lo arreglaría todo, que tu micrófono sacaría mis imágenes de su oscuridad. Pero es inútil. Todo es inútil, Winter, inútil. Pero hay una forma, Winter, y en ella estoy trabajando. Escucha. Una imagen que no se ha visto no puede vender nada. Es pura, y por lo tanto, verdadera y bella. O sea: inocente. Mientras ningún ojo la contamine, está en perfecta armonía con el mundo. Si no fuera vista, la imagen y el objeto que representa se pertenecen. Es sólo cuando miramos la imagen que el objeto que contiene... muere. Aquí está, Winter. ¡Mi biblioteca de imágenes nunca vistas! Cada cinta se ha filmado sin que nadie mire en el objetivo. Nadie las vio mientras eran filmadas, nadie las revisó posteriormente. ¡Filmé cada una de ellas desde mi espalda! Estas imágenes muestran la ciudad tal como es, no como quisiera que fuera. Sea como fuere, aquí están, en el primer dulce sueño de la inocencia, listas para ser vistas por alguna generación futura con ojos diferentes de los nuestros. ¡No te preocupes, amigo, ambos estaremos muertos!"
"Este es un mensaje para Friedrich, el rey del emporio de la imagen de basura. El Dziga Vertov de los 90, el Einstein de las imágenes nunca vistas. No te preocupes, no tienes que ver nada. Es sólo un mensaje en una botella, o mejor, en una bolsa. ¿Te gustan las bolsas, no? […] ¡Cómo te perdiste, Fritz! Esas imágenes te han engañado y ahora estás en un callejón sin salida, con la cara contra la pared. Date la vuelta y vuelve a creer en tus ojos. No, no están en tu espalda. Confía en tu vieja cámara de manivela. Todavía puede rodar películas. Para qué pierdes el tiempo con imágenes descartables, si puedes hacer imágenes indispensables, con tu corazón, en un mágico celuloide. […] Esto es lo que quería decir Fritz, las películas todavía sirven para lo que se inventaron, hace cien años. Pueden continuar siendo películas. Tu amigo “Nadie”, el Señor Pessoa, escribió algo que me conmovió: “A plena luz del día hasta los sonidos brillan”. Estás sentado en ese coche como el tonto de la colina. ¡Vamos, mueve el culo y acaba tu película, con una pequeña ayuda de tu amigo."
De "Lisbon Story" (1994) Wim Wenders. No tiene desperdicio.