Personalmente no voy a entrar en un debate que me parece estéril desde el minuto uno.
Y mucho menos cuando, junto a personas que razonan y argumentan, defiendan lo que defiendan, tienes que soportar a cenutrios que llaman asquerosa a una parte de la España que tanto dicen defender
y no conocen ni de lejos (y que -menos mal- no querían entrar en política, y por eso acaparan y acapararán este hilo con sus miserias mentales, al tiempo).
Como he tenido la suerte de crecer, vivir y trabajar en casi todas las regiones y comunidades autónomas, sé bien que en España -como en el mundo-
no hay partes asquerosas, sino gente muy asquerosa. También en León, para vergüenza de los que hemos nacido en una tierra abierta, universal y acogedora. Por suerte, también hay gente maravillosa de la que sentirse orgulloso. En todas partes.
Pero no es tiempo de insultos, aunque algunos se esfuercen y no lleguen a más.
Es tiempo de aplausos. De ayudar quienes puedan y, quienes no, de apoyar, reconocer y agradecer la ayuda.
Y cuando menos, de no estorbar ni poner palos en las ruedas, que ahora tienen que girar con más dificultad que nunca.
Mientras much@s se juegan la vida para salvarnos a tod@s, algún@s gastan su energía -su bilis, más bien-, atizando el odio, el rencor y la revancha..
Las pataletas de malperdedor, las caceroladas, en mi modesta opinión, mejor dejarlas para las urnas, que es donde se premia y se castiga en una democracia.
Así que no entraré en ningún debate, sólamente quiero dejar este enlace a un artículo del siempre genial y lúcido Manuel Vicent. Hoy, en El País. No podría decir mejor lo que él dice:
" En el barco de la isla del tesoro al tripulante que sembraba el desánimo en medio de la tempestad se le arrojaba al agua."Amén.
https://elpais.com/elpais/2020/03/21/opinion/1584795555_646744.html