kalimotxo escribió:Una serie interesante esa que enlazas, aunque desde aquel tiempo para acá los gustos estéticos han variado sensiblemente. La que más me gusta es la 11 de la chica saxofonista y también 3,4,7 y 14.
No dudo de que entre ustedes los gustos y la sensibilidad hayan cambiado.
De todos modos mi trabajo nunca estuvo orientado por una estética, yo me baso en el sustrato material, no en el perceptual, y muchísimo menos en lo que tenga que ver con el observador o con el gusto.
En lo que los europeos conocen de Latinoamérica siempre pesan los medios y los mercados, es decir que conocen las producciones académicas, oficiales o contestatarias pero académicas. Los que tenemos raíces en lo popular rara vez subimos al escenario, y si por error nos suben, al punto nos bajan.
Esa especie de pop latinoamericano de mis trabajos sigue vigente. Y yo sigo trabajando en eso. Si no lo muestro es porque con lo digital no encuentro un lenguaje gráfico personal, lo que en realidad me fue tan fácil de encontrar en aquella etapa analógico-digital. Si trabajara a partir de la fotografía digital terminaría en algo parecido al pop latino de Marcos López. Pero López trabaja con escenas de una iconicidad saturada. Lo suyo siempre apuntó a integrarse paradojalmente en la alta cultura como parodia de lo popular. Eso sí, los críticos lo llaman ironía.
Mi trabajo es sobre escenas populares crudas, callejeras y que no trascienden lo básico. Fotos para almanaque de verdulería, carnicería o almacén de ramos generales. A lo sumo quedo cerca de la cumbia o del rap villero. Muy lejos del jazz que me gusta escuchar.
De todos modos esa onda pop en Latinoamérica no cesa, más bien se revira, trastorna y agudiza. Pero se fotografía en la calle, posta que lo hacen con el celular, y debe ser más fácil de encontrar en Instagram que en Flickr.
Es que aun en las grandes ciudades, como nunca antes, se nos ve como latinoamericanos, en el color de nuestra piel, en la altura de nuestras villas y favelas, en el peligro de nuestras calles, en el hambre y la sed. Todo así, todo eso, pero en un latinoamericano mestizaje de ritmos...
Entre nosotros sólo los ricos y oligarcas pueden darse el lujo de cambiar de gusto. A nosotros, los del pueblo llano, sólo nos cabe el mal gusto. Y eso no cambia...
kalimotxo escribió:En cuanto a las que traes aquí me gusta el procesado de la segunda, pero no acabo de ver un par de cosas. En primer lugar no me gusta la boca; lo has pillado aspirando y ese rictus no es estético, mejor soplando. Y tampoco acabo de ver el color del saxo. Choca con el tono general de la imagen, parece que pretendes darle un protagonismo que no acaba de alcanzar.
Decís que
la boca aspirando no es un gesto estético.
No. Sin duda que no, es un gesto vital. Trece veces por minuto. También se puede respirar por la nariz. Es a elección.
La boca abierta en Mijail también es un gesto de relajación. De todas estas fotos,
esa es la foto que a él más le gustó. Personalmente no puedo agregar nada porque no sé nada de música.
Y el color del saxo. Color fierro...