Danichrome escribió:Yo no estoy tan versado como tú en literatura, cine y arte japoneses. Realmente nunca he tenido gran interés en la cultura de este país pese a vivir aquí por 12 años. Simplemente se me ha pegado algo a la fuerza como el idioma por obligación. El wabi-sabi sí me interesa aunque no el zen. Sí que me gusta Hokusai, algún haiku, y el cine de Kurosawa o algo más. Solo he leído el genji no monogstari, aunque no entero, y cosas de Akutagawa. Digamos que soy más fan de la literatura y filosofía occidentales, especialmente de los rusos. De Argentina he leído varias cosas de Borges, Cortázar, Sábato o Arlt, pero no me acabo de identificar.
Dije que soy un porteño gallego. Vos salís con lo que leíste en argentino.
No es el caso.
Los suburbanos argentinos descendemos en gran parte de la tierra originaria y otra gran parte descendimos de los barcos. Yo soy más que nada de estos. Hijos de la inmigración, llevamos en el alma una oscuridad turbia y densa, que nos viene de una tierra ajena, perdida, perdida en la miseria de varias cosechas de papa fracasadas, desconocida para siempre, oscuridades de recuerdos dichos en lenguas abstrusas dichas por miradas perdidas, abuelas, bisabuelas de alguien que somos y no somos nosotros.
Mi oscuridad es gallega. Las tenemos polacas, judías, italianas, sirias, africanas sin que se sepa bien de dónde. Y también japonesas.
No es algo que se pueda leer en algúna fuente literaria y saber de qué se trata. Podrías leer y enterarte. Pero no darte cuenta.
Para darte cuenta de algo que pueda ser oscuro y tuyo, quizá tendrías que pensar en tus 12 años de japonés que no quiere ser japonés. No digo que sea, pero quizá...
En Buenos Aires hablamos una variedad del castellano llamada rioplatense. Engracia Castro, mi abuela, nunca aprendió a hablar castellano, ningún castellano; murió en gallego. Eso es oscuro. Esa oscuridad está en mi alma. Casi todos tenemos algún nocturno así, una tierra perdida, una guerra perdida, naufragios, amores,
revoluciones que son un sueño eterno...