Los días pasan rápidos, entre risas y penurias, sin tan siquiera ser conscientes de ello. El ajetreo de esta vida rutinaria quita, muchas veces, la esencia a la misma.
Pero a veces te paras un instante a reflexionar y te das cuenta de que va pasando. Que lo que va quedando atrás ya no va a volver y de que vivimos una cuenta atrás en la que es mejor reír que llorar, compartir que guardar y vivir que padecer.
viendo la vida pasar por Santburg, en Flickr