De paseo por Ginebra me encontré a este señor, en un parque, haciendo las delicias de los pequeños. Me llamó la atención la tristeza de su mirada y lo inalterable que se mantenía su gesto, pese a las evidentes muestras de aprecio que pequeños y mayores le hacían a su trabajo. Desde luego, nuestra enana se lo pasó en grande pero eso, quizás, es para otra entrada... Espero que os guste y, como siempre, agradecido por cualquier consejo o valoración que querráis compartir.
The bubble maker by Stefan Madru, on Flickr