por Linera68 » Dom Dic 30, 2018 11:53 am
Estoy totalmente de acuerdo con el compañero Fid: la composición (perspectiva, encuadre, etc.) puede alterar la escena muchísimo más que el dedo borrado en la foto de Lange. Cuando hacemos una foto tomamos decisiones que condicionan el resultado. Para empezar, decidimos lo que entra en el cuadro y lo que se queda fuera, lo que no es poco decidir. Tú mismo, Juan, lo reconoces cuando hablas de "recorte exagerado" o de "recortar un poco". Si el recorte no modifica la imagen sustancialmente, ¿por qué ponerle límites? Y, si lo hace, ¿cómo establecemos el límite del recorte aceptable?
Que las reglas del premio de Worl Press Photo prohíban explícitamente el borrado de elementos me parece bien: en fotoperiodismo estricto parece razonable y, además, la prohibición absoluta evita el problema de la decisión subjetiva en cada caso (esto sí altera el significado de la imagen; esto no). Por cierto, el artículo enlazado empieza retorciendo la realidad desde el título, ya que la obra de Dorothea Lange, como la del resto de fotógrafos de la Farmer Security Administration, difícilmente se puede catalogar de fotoperiodismo.
No sacralicemos el negativo: una fotografía es el resultado de una toma de decisiones a la hora de tomarla (encuadre, perspectiva, momento, iluminación, etc.) y de editarla (recortes, colores, contraste, filtros, etc.), y todas ellas conforman imágenes diferentes entre sí y, además, diferentes de la realidad que retratan. En una foto no hay más realidad que la suya propia. Toda fotografía es una representación subjetiva y parcial de la realidad pero, parafraseando a Orwell, unas más que otras. Algo que saben perfectamente los editores gráficos de los medios de comunicación, que escogen, recortan y editan a su antojo (casi siempre sin contar con el autor) las fotos que publican.