rivaner escribió:JMLA escribió:Lo conceptual es al arte lo mismo que el método científico es a la ciencia. Si no hay ejercicio conceptual no hay arte, llámalo decoración, ornamento u otra cosa. Pero de siempre, no desde el arte conceptual.
Se me escapa cómo encaja lo anterior con tu comentario sobre la Gioconda en el hilo "Reflexión fotográfica":JMLA escribió:[La Gioconda] Tampoco existía en la mente de Leonardo. Comenzó a existir en el lienzo, y no solo por la mano de Leonardo, que los fondos seguro que los hizo algún aprendiz del taller, por lo menos en lo básico. Y existió porque había un encargo, del señor giocondo, que pagaría por ello, porque ese retrato cumpliría una función social, no solitaria.
En el fondo, el mito de lo conceptual no es más que una forma de adornar el axioma fundamental del arte contemporáneo: es arte lo que el artista y su corte de críticos y marchantes dicen que lo es, y si el espectador no lo percibe así es porque -por sus carencias intelectuales, seguramente-, no ha sido capaz de captar la profundidad de lo que el artista expresa.
Me parece que Susan Sontag ya zanjó cuentas con esa insistencia en la idea, en el concepto, y su consecuencia, la necesaria interpretación por los expertos, la explicación de lo que el artista ha querido expresar, más allá de lo que espectador ve y/o siente frente a la obra.
Por supuesto, cuando digo que el arte conceptual está ya más que zanjado me refiero al movimiento. Nadie niega que se venda y que las galerías estén llenas de obras conceptuales, pero por una razón muy lógica: porque el corpus de obras "clásicas" es finito y en su mayor parte está ya puesto a buen recaudo, por lo que la voracidad del mercado necesita nuevas obras y nuevos artistas. Qué mejor método para disponer de un filón inagotable que dejarlo a la mera voluntad de quien se autodefina como tal.
Así, en un Weltkunst que tengo a mano aparecen obras tan pintorescas como "BARS OF GOLD LAID BUTT TO BUTT ON THE WRONG SIDE OF THE ROAD" (Lawrence Weiner, 1988) o el "Wolke & Kristall / Blei Leib Leid Lied" (Carl Andre, 1996). Aquí aparecen juntas: https://www.kulturstiftung.de/wp-conten ... 24x768.jpg. (Por cierto que en una sala local vi una muy parecida a esta última, solo que lo esparcido eran ladrillos de barro. Tal vez era arte conceptual pero de estilo rústico...)JMLA escribió:Tanto Cindy Sherman como Thomas Ruff son fotógrafos que no se pueden entender sin pasar por el arte conceptual.
Pues si una fotografía no se puede entender... Ese es precisamente el problema que denunciaba la Sontag, el que hoy la obra de arte no sea lo que se ve (como bien podrían ser los autorretratos de Sherman, los Porträts o los Nudes de Ruff), sino lo que [se dice que] pretende contar, ese concepto que nos dicen que hay detrás. Tan detrás, tan detrás que sin una hoja de ruta no habría dios que lo encontrara.
Me remito otra vez a la Sontag, que fue clara al respecto: No necesitamos una hermenéutica sino una erótica del arte.
Lo que dije a propósito de la Gioconda no entra en ninguna contradicción con lo que digo de que todo arte es un ejercicio conceptual. Y no lo digo yo, sino que podemos citar palabras que se atribuyen al propio Leonardo: “L’arte e una cosa mentale” .
Pero como tendemos a no hacer ningún ejercicio (ni conceptual ni subir escaleras), lo que el común aprecia hoy en la Gioconda es solo su “manera” (y a cada poco redescubrir "el secreto de su sonrisa" en un suplemento dominical).
El cuadro en sí es excelente, pero no es eso lo que la da su verdadero valor, sino el ser una pieza más de Leonardo, que a su vez es un peón más del arte de Renacimiento, que a su vez es un ladrillo más de lo que hoy somos cultural y socialmente en el mundo occidental. Su valor objetual de entonces era eso, un adorno, pero su verdadero valor es formar parte de una aventura seminal. Lo mismo vale para Las Meninas, otro de los indiscutibles cuadros de la historia del arte del mundo occidental, donde la gente corriente hoy ve la excelente “manera” y ya, con eso vale, pero no: para conocer ese cuadro hay que hacer un ejercicio más profundo, sobre el mundo interior de Velázquez, sobre su papel profesional dentro de la corte, sobre la propia corte y el orden político y social de aquel momento, etc. etc. Podemos pasar de puntillas sobre todo eso y engolosinarnos solo con lo que vemos,¡qué pobre resultado! Cuando esas "aventuras seminales" van dejando de presentarse como golosinas (y esto con el arte conceptual se dispara) dejan de ser apetecibles para el público no interesado. Eso no quiere decir que no valgan. Su valor se irá decantando con el tiempo, pues forman parte de esa aventura del conocimiento. Habrá obras acertadas y otras que no pasen el filtro del tiempo.
Y se parece a la ciencia, que a todos nos parece una cosa buena, y nos mola Einstein sacando la lengua, y el señor de la silla de ruedas y tal (golosinas), pero ¿podemos acceder a la ciencia a través de una supuesta "erótica de la ciencia" —como quizá desearía Sontag, o habrá que esforzarse un poco más para saber de qué va?
Entonces, si no nos parece raro que para saber qué significan realmente la Gioconda, las Meninas, o las Señoritas de Avignon necesitemos conocer un contexto histórico, no sé por qué razón se le debe exigir al arte de hoy (o al conceptual de anteayer) que seamos capaces de entenderlo —o esa cursilada de "sentirlo"—, sin más que acercarnos con la mente en blanco, recién alimentada de Disney Channel y Tele-5. ¡Por que yo lo valgo!