Yo, en realidad, me hice "semi-profesional" por comodidad.
Nuestros trabajos de diseño gráfico necesitaban fotos, que en un principio encargábamos a fotógrafos.
Pero en muchos casos había que estar en las sesiones, explicándoles como quería las fotos, como quería la iluminación, etc.
Así que me resultó más fácil y rápido hacer las fotos yo mismo, ahorraba tiempo y un montón de dinero.
Las cobraba yo y no el fotógrafo.
A partir de eso, pues aceptaba encargos, los que me gustaba hacer. Y algunos eran muy bonitos.
Para los trabajos en serie y repetitivos, en los que estaba muy claro como hacerlos, o cuando el trabajo habitual no dejaba tiempo, normalmente seguía contratando a un fotógrafo.
Ahora solo hago las fotos que me gustan y con los cacharros que me apetece usar.
Ya no necesito equipos "profesionales".
¡Saludos!