


Al final, los que estábamos por allí aplaudimos espontáneamente cuando uno de los pescadores logró una captura, como antes cuando un avión aterrizaba sin problemas. Y el pescador se acercó para enseñarnos su trofeo.

Menos mal porque no había ni tele ni zoom y yo no me subo a esas rocas. Por cierto, estas fotos las intenté en blanco y negro y no me salían. Me he pasado al color excepto sin se trata de las pequeñas sigma.