027_La presa descubre al cazador por
uveñe, en Flickr
027_La presa descubre al cazador
El cazador sale del centro comercial cabizbajo.
A pesar de haber gastado poca, muy poca munición en su jornada, apenas unas pocas piezas menores reposan en su zurrón.
El cazador hace recuento, y apenas ha podido efectuar ocho disparos en una mañana muy poco productiva. Ha elegido mal su destino, y su coto de caza al que ha ido verdaderamente está necesitado de una urgente repoblación. Apenas nada a lo que disparar.
De pronto, su instinto le dice que algo está al caer. Levanta la cabeza y, cerca de él, divisa lo que se puede convertir en una buena pieza.
Además, las condiciones ambientales le son muy favorables. Se está acercando de espaldas a su objetivo que, ajeno a lo que sucede tras de sí, distraído, está ingiriendo su alimento diario, mientras se mantiene entretenido con el Wifi, el Mp3 y el plato que se sitúa frente a él.
Pero, de pronto, algo alerta a la presa. Se revuelve, y descubre al cazador apuntándole directamente con su cámara.
El cazador, centrado justo en este momento en el momento mágico del disparo, permanece ajeno a este descubrimiento, y ha disparado sin ninguna convicción, aunque ha intuido el descubrimiento. Es más, para intentar no alertar innecesariamente a su presa, se ha girado levemente para engañarla. Espera que la presa deje de prestarle atención y poder efectuar un segundo disparo, que no llega.
Reconociendo su derrota, el cazador apaga la cámara y regresa, copungido, a su campamento.
Pero la suerte ha estado hoy de su lado. Es aquí, en su campamento base donde, tras revisar las capturas, descubre que, casi sin querer, por puro instinto, ha dado en el blanco. De lleno.
Quizás el trofeo no sea de los de colgar justo encima de la chimenea de su salón de caza, pero sí que servirá, perfectamente, para rellenar un hueco en la pared, justo el hueco del día 27 de enero.
Sed felices...