Guillermo Luijk escribió:la verdad que yo nunca me cogía teletrabajo y lo voy a empezar a hacer porque funciona fantástico. Pensé que asociaría mi casa al trabajo, y ha sido casi al revés, asocio día de teletrabajo con cierta sensación de fin de semana. Y lo mejor son las interrupciones que te ahorras, se trabaja más tranquilo y rindiendo más.
Yo diría que en esto del teletrabajo no se puede ser dogmático ni generalizar -en ninguno de los dos sentidos- porque puede variar mucho de unas personas a otras. En bastantes ocasiones he trabajado desde casa aunque no como un teletrabajo "canónico" (cumplir la jornada laboral a distancia) sino en resolución de incidencias urgentes o similares, aunque a veces lo suficientemente largas como para que fuera evidente que perfectamente podría hacer todas mis tareas sin pisar el centro de trabajo. Pero lo cierto es que, aunque puntualmente me resultara cómodo no tener que acudir a mi puesto, me encontraba más gusto manteniendo la separación de espacios, el del trabajo y el del descanso y la vida privada. Puede ser cuestión de edades, pero también sé de personas cercanas, jóvenes, verdaderos "nativos digitales", que tras varios meses de teletrabajo estaban hasta las narices de la sensación de que el trabajo había invadido su espacio privado, necesitaban volver a separarlos para recuperar calidad de vida y se pasaban a un coworking o volvían a cumplir la jornada en el entorno empresarial.
Pero tampoco me atrevería a pontificar que tenga que ser así, porque puedo imaginar que haya quien acierte a organizar su estilo de vida para, aun trabajando desde el mismo espacio en que vive, separar ambas cosas. Por eso, más que obligar al trabajo presencial o al teletrabajo, creo que se debería ofrecer la posibilidad de elegir con la suficiente flexibilidad (hacerlo solo temporalmente, o alternar trabajo presencial y teletrabajo, o posibilidad de recular si la cosa no va) para que ambas partes vean si salen beneficiadas, porque también es posible que lo que hoy nos resulta novedoso y nos gusta mañana nos canse, o al contrario. Lo que para mí sería preocupante es que se obligue a una u otra forma (por supuesto, en tareas que lo permitan, no en atender una ventanilla... aunque cada vez haya menos).
El aspecto que también se ha comentado de las compras, pues lo mismo, no veo que se pueda generalizar, porque si se vive y se trabaja en puntos distintos de la periferia urbana (muy frecuente hoy: ciudades dormitorio y polígonos empresariales), lo más probable es que se termine yendo a comprar a una gran superficie a la vuelta del trabajo; y al revés, si se vive en el centro con muchos comercios a mano -es mi caso- el teletrabajo no tendría por qué ser obstáculo para comprar de proximidad. Al final, el "estilo de compra" no depende tanto del hecho de si se trabaja en la oficina o desde casa, sino de dónde está situada la vivienda y dónde la oficina, y de qué oferta comercial se tiene más a mano en cada caso.