Es muy cierto.
A pesar de reconocerme un impenitente cacharrero no puedo sustraerme al hecho de que cuando más he disfrutado de la fotografía es, precisamente, cuando me he limitado a llevar siempre conmigo una compacta al cinto, sin más.
Ahora que he pedido una Samsung mini, pensando en eso mismo, espero retomar ese gozo, aunque en mi entorno no tenga la cancha que tiene París para tantísimos motivos de toda índole en los que recrearse.